¿VES A ESTA MUJER?






Una mujer pecadora unge a Jesús

Lucas 7:36-50 (NTV)
 36 Uno de los fariseos invitó a Jesús a cenar, así que Jesús fue a su casa y se sentó a comer. 37 Cuando cierta mujer de mala vida que vivía en la ciudad se enteró de que Jesús estaba comiendo allí, llevó un hermoso frasco de alabastro lleno de un costoso perfume. 38 Llorando, se arrodilló detrás de él a sus pies. Sus lágrimas cayeron sobre los pies de Jesús, y ella los secó con sus cabellos. No cesaba de besarle los pies y les ponía perfume.

Más adelante en el versículo 44, el Señor hace una pregunta. Me impacta el Señor!!! El dice:
¿Ves a esta mujer? pero no sólo esas cuatro palabras componen la pregunta.  El quería ir más allá. Simón el fariseo pensó que Jesús era el que no podía verla. Su pensamiento fue: "Jesús, ¿no ves a esta mujer vergonzosa, asociarse tan estrechamente contigo?" Jesús convirtió el pensamiento en torno a Simón, diciendo: "¿Ves a esta mujer? Simón, ¿ves su amor, su arrepentimiento y su devoción? Eso es lo que yo veo". 
¿Te has sentido en ese lugar? ¿como refugiada, cubierta, segura? ¿has visto al Señor de Señores interceder por ti? ¿abriendo puertas donde no las había, proveyendo, dando salud, paz, hogar, reconciliación? "no olvidemos ninguno de sus beneficios" (salmo 103:2).
Simón el fariseo no vio a la mujer como era, una pecadora buscando el perdón humilde, derramando amor por Jesús, él la miraba como ella había sido (una pecadora notoria).
 No es fácil para nosotras borrar el pasado y  liberarnos de todo prejuicio que resulta de nuestro conocimiento de ese pasado. Sin embargo, eso es exactamente lo que el Señor hace. Y lo hace, no injustamente, pero con justicia. Con  el poder de su propia gracia que anula por completo el pasado, y le da su propia belleza para el alma. (Morgan)
Puede ser tan difícil para nosotras creer verdaderamente que somos perdonadas, a menudo, tenemos que estar convencidas de ello. Hagamos este ejercicio a diario, miremos nuestro pecado, corramos a sus pies en amor, arrepentimiento y devoción, buscando ese refugio seguro para poder recibir el precioso perdón escuchando un dulce: "Ve en paz, tu fe te ha salvado"(Lc.7:50)...


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