Mi gran necesidad
“Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe” Juan 3:30.
Si alguien nos pregunta cuáles son nuestras necesidades hoy, probablemente pensemos en las diferentes y numerosas situaciones que enfrentaremos en el día. Es posible que una larga lista de intereses personales aflore en nuestra mente, que pensemos “por fin alguien se preocupa por mí…” ja.
Puede ser, que con un poco de disposición para extendernos a otros, pensemos en todo lo que nos hará falta para ser pacientes, amorosos y serviciales con los demás…
Pero… mi corazón tiembla y se enciende al pensar que “es necesario que él crezca, pero que yo mengüe”. Si entendiera mi gran necesidad de que "él crezca", y que “yo mengüe”, caminaría en la más dulce senda que un simple mortal puede transitar.
Si él crece, mis ojos le contemplan; si él crece, veo su forma de amar, de actuar, sus milagros continuos entre nosotros.
Si él crece, su gloria llena mis ojos y su plenitud me desborda; si el crece, me adentro en la eternidad desde estos pasos previos a partir, donde puedo conocer las riquezas formidables e inefables del Dios de los cielos.
Si él crece… me asombro al conocer a quien supera todas las expectativas de pasión y belleza…
Si él crece no dejo lugar para algo más.
¡Oh, que pueda menguar y Cristo crecer en mí y ante mis ojos!
Quiero conocer y disfrutar de Cristo tanto como pueda soportar este corazón y ojos nublados.
Quiero amar a Cristo y gozar de él para siempre.
Que mi gran necesidad sea que tú crezcas, pero que yo mengüe.
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