En vez de huir, deja tus cargas en Él
Mi corazón late con fuerza en el pecho; me asalta el terror
de la muerte. El miedo y el temblor me abruman, y no puedo dejar de temblar.
Salmo 55:4-5 NTV
No sé si alguna vez te sentiste angustiada como David.
Recuerdo que de niña me sentí así, pero en ese entonces no conocía
verdaderamente al Señor, y al no tener ese privilegio, mi corazón aterrado, se
endureció.
Esto es lo que pasa sin el Señor.
Pero David conocía a Dios, lo amaba y confiaba en Él, y aún
así, en medio de esta angustia expresa
su deseo de volar lejos, escapando de la realidad dolorosa que vivía.
“Si tan sólo tuviera alas como una paloma, ¡me iría volando
y descansaría! Volaría muy lejos, a la tranquilidad del desierto. Qué rápido me
escaparía lejos de esta furiosa tormenta de odio”.
Salmo 55:6-8. NTV
Pero David no huyo, ni dejó su corazón endurecerse, ni se
rindió… Porque él tenía lo que yo necesitaba cuando era niña: ¡al Señor! en
quien estaba toda su esperanza y pronto auxilio.
“Pero clamaré a Dios y el Señor me rescatará. Mañana, tarde
y noche clamo en medio de mi angustia, y el Señor oye mi voz”
Salmos 55:16 NTV
David confía en el Señor y en que por medio de la oración
constate, está cada vez más seguro de la pronta ayuda. Así entendió que huir en
medio del problema, no era la solución, sino entregarle sus cargas al Señor...
“Entrégale tus cargas al Señor, y él cuidará de ti; no
permitirá que los justos tropiecen y caigan”.
Salmo 55:22 NTV
Cuando conocí al Señor, rompió esa dureza que arrastraba de
niña, para darme un corazón nuevo, que anhela conocer y amar al Señor, Él sigue
trabajando en mí.
Y ahora estoy segura (Salmo 91: 14-15) de que cada vez que
me sienta aterrada en medio de la dificultad, debo dejar mis cargas en Él, por
medio de la oración constante, mañana, tarde y noche…
“Sólo Él es mi refugio, mi lugar seguro; Él en mi Dios y en
Él confío”.
Salmos 91:2 NTV
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